Inicio de la lactancia
La lactancia materna es la forma natural de alimentar a un recién nacido sano y se recomienda siempre que sea posible por lo que es importante contar con información y apoyo para que la experiencia sea positiva para ambos ya que en ocasiones resulta complicado su inicio o mantenimiento. La mayoría de los casos de pérdida de la lactancia en los primeros meses de vida son a causa de dificultades que se podrían solucionar con una adecuada orientación, pero el postparto es un momento de mucha demanda a nivel físico y emocional en el que es fácil sentir miedo o impotencia cuando aparecen estas dificultades y no se cuenta con ayuda para resolverlas.
En primer lugar hay que tener claro que, aunque la lactancia natural es casi siempre la mejor opción, cada situación es única y las alternativas artificiales son absolutamente seguras y cada vez más similares a la leche materna, por lo que recurrir a ellas puede ser una opción cuando las otras posibilidades son difíciles.
Dicho esto, o sobre todo por ello, es importante conocer y prever las dificultades que pueden aparecer hasta que la lactancia está bien instaurada y estar preparado para poder afrontarlas. Además, es importante conocer las necesidades del bebé y su manera de comunicarse con nosotros para poder estar más tranquilos durante este proceso.
Durante el embarazo el cuerpo se va preparando para el momento del parto y el inicio de la lactancia por lo que iremos notando algunos cambios. Uno de los más importantes se produce en las mamas, donde las glándulas que la forman empiezan a prepararse para producir leche, cambiando en tamaño y forma. Cuando llegue el momento del parto, el contacto con el bebé (verlo, sentirlo, olerlo y escucharlo llorar) hará que las glándulas ya preparadas produzcan y secreten leche cuando el bebé lo necesite.
Es importante saber que el tamaño de la mama no guarda relación con su capacidad para producir leche, dado que las diferencias de tamaño se deben principalmente a diferencias en la grasa, no en las glándulas.
La forma del pezón, por otro lado, sí que puede a veces complicar el enganche, pero normalmente se puede solucionar con práctica y un poco de ayuda. En caso de pezones muy pequeños o invertidos, puede ser prudente tener a mano una pezonera para poder ayudar al bebé hasta que tenga un poco más de práctica y de fuerza (normalmente se acostumbran después y puede dejar de utilizarse). En la farmacia normalmente tienen muchos modelos y pueden orientar sobre la mejor opción.
Por último, las prótesis mamarias no son contraindicación de lactancia materna, pero según el tipo de cirugía puede haber dificultad para el drenaje de la leche. En estos casos puede buscarse ayuda por parte de un especialista para intentar solventar las complicaciones que puedan surgir.
En partos por vía natural sin complicaciones, la transición entre el embarazo y la lactancia se produce de manera relativamente controlada, con un proceso de adaptación progresivo. En los demás casos pueden producirse situaciones que compliquen esta adaptación, como los partos por cesárea, partos de urgencia, necesidad de ingreso, anestesia, etc.
Uno de los factores implicados más importantes es la hormona oxitocina, implicada en la lactancia y que está muy influida por el contacto con el niño y factores psicológicos, destacando el estrés. El contacto con el bebé, la confianza y tranquilidad, y el buen control del dolor favorecen que aumente la producción de oxitocina, mientras que el estrés, la separación del bebé o el dolor pueden disminuirla, retrasando la producción y salida de la leche. En estos casos es importante retomar el contacto cuando sea seguro e intentar extraer la leche a la madre mientras tanto si es posible (se puede favorecer su producción con prendas con el olor del bebé, fotos, videos, masajes en el pecho, etc.),
Es importante saber que las dos primeras horas de vida se consideran el periodo sensitivo del bebé, en el que se encuentra normalmente activo y se favorece que busque de forma instintiva el pecho y consiga un buen vínculo y primer enganche.
Después (normalmente entre la 8ª y 12ª hora tras el parto), el bebé entra en un periodo de letargo fisiológico (está cansado y somnoliento), por lo que es muy importante asegurar que durante la primera hora, si nada lo impide, se produzcan las condiciones ideales para un buen inicio de la lactancia:
Contacto piel con piel inmediatamente tras el parto: más adelante explicaremos cómo debe realizarse la primera toma.
Evitar separar al bebé para realizar los procedimientos rutinarios, que se pueden hacer normalmente sobre su madre.
Ayuda para iniciar la lactancia por parte de personal formado que pueda dar información y apoyo.
No dar otro alimento a los recién nacidos que no sea leche materna excepto por indicación médica y evitar tetinas y chupetes.
Alojamiento conjunto de madre y recién nacido las 24h, favoreciendo las tomas a demanda en un ambiente tranquilo.
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La mejor manera de iniciar la primera toma al pecho, según las guías de práctica clínica del SNS, es poner en contacto piel con piel al recién nacido y su madre inmediatamente tras el parto. Siempre que sea posible, se debe colocar al bebé boca abajo, con la cabeza ladeada (para no obstruir la nariz), sobre el abdomen y pecho desnudos de su madre durante al menos los primeros 120 minutos tras el nacimiento, lo cual ayuda a mantener la temperatura y además ayuda a favorecer el vínculo entre ambos, aumentando la producción de oxitocina que ayuda a iniciar la lactancia. Se recomienda colocar un gorro y una manta precalentada al bebé por encima.
Como hemos dicho antes, el bebé se encuentra en este momento alerta (periodo sensitivo), por lo que va a tender instintivamente a moverse hacia su pecho, girando la cabeza para buscarlo (reflejo de búsqueda) y moviendo las piernas para impulsarse (reflejo de gateo). Ésto además masajea el abdomen de su madre, lo cual (junto con la oxitocina producida) ayuda a que el útero vuelva a su estado normal después del esfuerzo del parto. En caso de que el bebé no encuentre el pecho de su madre durante la primera hora, se recomienda ayuda de un profesional, interfiriendo lo menos posible con el proceso.
Durante el embarazo la zona de la areola (zona oscura alrededor del pezón) se oscurece, lo cual facilita que el bebé pueda orientarse ya que el sentido de la vista no está totalmente desarrollado.
Una vez el recién nacido localiza el pecho de la madre, debemos vigilar que la postura y el enganche sean correctos. Las características de una buena postura de lactancia y buen enganche son los siguientes:
El bebé debe estar enfrentado y pegado al cuerpo de la madre, con la cabeza alineada al resto de su cuerpo (oreja, hombro y cadera deben estar alineados).
La boca debe estar muy abierta (unos 120º) y cubrir gran parte de la areola y no solo el pezón. Normalmente el mentón toca el pecho y se ve más areola por encima que por debajo de la boca.
El labio inferior se encuentra evertido (doblado hacia fuera) para hacer vacío.
Se pueden apreciar movimientos suaves de elevación y descenso de la mandíbula y mejillas llenas.
Al inicio, la succión es rápida y superficial, después se vuelve más lenta y profunda, con pausas entre los ciclos de succiones.
Un dato interesante es que la distancia visual a la que un recién nacido enfoca mejor para ver, es la distancia aproximada entre el pecho y la cara de un adulto, de manera que durante las tomas se va a favorecer el contacto, incluso visual, entre ambos y favorecer el vínculo.
Características del buen enganche
Si tras un tiempo de espera, el bebé no consigue enganchar, puede sujetarse el pecho, rodeándolo con una mano (con el pulgar y el índice en forma de C o U), colocando el pezón frente a la nariz del niño, rozando su labio superior. Ésto hace que el bebé abra la boca por reflejo, y permite introducir bien el pecho y no sólo el pezón. En cualquier caso, es mejor dejar que el bebé inicie la primera toma por su cuenta, interfiriendo lo mínimo indispensable.
Si el enganche se produce pero vemos que no es adecuado (normalmente cuando el bebé sólo está introduciendo el pezón en su boca y no la areola), podemos separarlo con cuidado del pecho introduciendo un dedo por la comisura de su boca para romper el sello de vacío y que no haga daño al tirar del pezón. Después acercaremos de nuevo el pecho a la zona entre su nariz y labio superior para favorecer que abra bien la boca en el siguiente enganche.
Una vez producido el enganche, la estimulación del pezón con la succión hace que se liberen hormonas (oxitocina y prolactina) que estimulan la producción de leche y la salida de la leche por los conductos del pecho.
Es importante permitir que el bebé termine de hacer la toma completa de un pecho antes de pasar al siguiente, dado que, como ya hemos dicho, la composición de la leche cambia a lo largo de la toma (y la composición grasa que es la que sacia, es mayor en la porción final). Además, la producción de leche se estimula cuando el pecho se vacía totalmente, por lo que un buen vaciado va a favorecer que la lactancia evolucione adecuadamente.
En la siguiente toma intentaremos poner al bebé en el pecho contrario (o en el que menos se vaciase) para evitar que se acumule leche en una mama.