¿Cuándo debo preocuparme?
El manejo de la fiebre va a depender de varios factores:
Estado general y síntomas asociados, que es el principal factor a tener en cuenta.
Edad de la persona y su estado de inmunidad (sobre todo estado de vacunación).
Duración y patrón de la fiebre.
ESTADO GENERAL
Lo primero a tener en cuenta ante una persona con fiebre son los datos de gravedad y el estado general, de manera que hay que consultar al médico independientemente de la edad y la duración de la fiebre siempre que se considere que el estado general no es bueno o existen datos de gravedad. Los principales datos a tener en cuenta son:
Dificultad para despertarse si se le estimula o adormecimiento (hay que tener en cuenta que es normal estar más decaído durante el pico de fiebre, pero cuando la fiebre baja debe mejorar la situación).
Irritabilidad muy marcada o llanto débil y continuo: el llanto fuerte que se calma al consolar al niño suele ser tranquilizador, dado que suele implicar buen estado general, pero un llanto continuo o que se vuelve débil y agudo debe hacernos preocupar.
Dificultad para respirar o respiración muy acelerada que no mejora (para identificarlo se pueden buscar signos de esfuerzo para meter el aire: se hunde la piel entre las costillas o por encima de las clavículas, el niño mueve mucho la tripa al respirar o abre mucho las alas de la nariz).
Palidez muy marcada, con piel “reticulada” (color blanco o grisáceo con reticulado o moteado azulado, similar al mármol).
Signos de deshidratación como escasa orina, llanto sin lágrimas, boca seca o signo del pliegue (al pellizcar suavemente la piel unos segundos, tarda más de 2 segundos en volver a su forma normal).
Rechazo total a la alimentación (es normal tener menos apetito, pero si rechazan la hidratación o el pecho totalmente de manera mantenida puede ser un signo de alarma).
Aparición de manchas moradas o rojo oscuro en la piel que no desaparecen al apretar (petequias).
Rigidez del cuello o fontanela abombada (la fontanela es la región del cráneo de los niños pequeños que permanece abierta y es blanda al tacto).
Otros síntomas de urgencia generales como convulsiones, vómitos que no paran o diarrea muy intensa o con sangre.
Hay que tener en cuenta que éstos son los datos a valorar de forma general cuando el niño tiene sólamente fiebre, pero si existen otros síntomas asociados, los datos de gravedad dependerán de la enfermedad concreta que presente.
Ante la duda, es mejor acudir siempre a ser valorado por un pediatra, dado que puede ser complicado valorar los síntomas cuando los niños son muy pequeños.
Petequias
EDAD
Una vez valorado el estado general y los datos de alarma, hay que tener en cuenta la edad del enfermo, dado que en niños pequeños la frecuencia de infecciones graves es más alta por la inmadurez de su sistema inmunitario y, sobre todo, porque todavía no han sido inmunizados mediante las vacunas incluidas en el calendario vacunal. Además, es relativamente frecuente en niños muy pequeños que las infecciones graves no den síntomas específicos o llamativos más allá de la fiebre (al contrario de lo que pasa en niños más mayores y adultos), por lo que hay que puede ser necesario realizar pruebas complementarias.
Por estas razones, la frecuencia de una infección bacteriana potencialmente grave (infección de orina, neumonía, meningitis, celulitis, artritis, etc.) aumenta mucho en los menores de 3 meses y, sobre todo, en los menores de 1 mes, lo que aumenta la probabilidad de complicaciones graves y hace que sea necesaria una valoración por un médico de forma urgente.
En general, en niños correctamente vacunados y sin problemas de inmunidad, debería tenerse en cuenta que:
los niños menores de tres meses con fiebre SIEMPRE deben ser valorados por un pediatra de forma URGENTE dado que necesitan una exploración exhaustiva por un especialista y, normalmente, pruebas complementarias para descartar infecciones bacterianas graves (sobre todo en caso de los menores de 1 mes).
los niños entre 3 meses y 3 años tienen un riesgo menor de presentar infecciones graves y, además, cuando las padecen suelen asociar síntomas específicos que podemos notar, por lo que la actitud va a depender más del estado general y de las características de la fiebre. Generalmente la recomendación es acudir a urgencias aunque los síntomas no sean graves si:
el niño ha recibido menos de dos dosis de vacunas frente a neumococo y HiB(las que se ponen a los 2 y 4 meses según nuestro calendario vacunal), dado que aún no se encuentra protegido frente a las bacterias más frecuentes y normalmente es necesario hacer pruebas para descartar infecciones graves.
el niño presenta más de 39ºC en menores de 6 meses y 40ºC en el resto, dado que hay que descartar infecciones graves, sobre todo de orina (que es relativamente frecuente durante el uso de pañal, sobre todo en niñas).
En el resto de casos, es recomendable que les valore su pediatra en consulta, sobre todo si los síntomas se alargan, pero en ausencia de complicaciones no es obligatorio acudir a urgencias, aunque sí hacer vigilancia estrecha y mantenerse cerca de un centro sanitario por si apareciesen complicaciones o si existen dudas.
En niños mayores de 3 años el porcentaje de infecciones graves disminuye drásticamente cuando están correctamente vacunados y no tienen factores de riesgo y además, normalmente, ya pueden explicarnos cómo se encuentra y dónde les duele, por lo que si el estado general es bueno y no hay datos de alarma, podemos valorar la evolución y dar un tratamiento sintomático.
En cualquier caso, si durante varias tomas presenta más de 40ºC de fiebre, es recomendable acudir al pediatra.
DURACIÓN Y PATRÓN
Una vez valorados los apartados anteriores, hay que tener en cuenta la duración de la fiebre y el patrón que presenta a lo largo del tiempo.
Como ya hemos dicho, la fiebre de menos de 5 días en un niño mayor, sin factores de riesgo y con buen estado general es generalmente de causa vírica y no necesita tratamiento específico. Por el contrario, si la fiebre dura más de 5 días o aparece con una frecuencia periódica, es importante ser valorado por un médico para estudiar otras causas. Si el estado general es bueno no es necesario que la consulta sea urgente, pero sí debe programarse una revisión médica para poder hacer seguimiento y, si es necesario, pruebas complementarias.
En estos casos, es importante fijarse en una serie de factores para poder dar toda la información al médico para valorar la causa:
Frecuencia con la que sube la fiebre y respuesta a antitérmicos: es importante valorar si la fiebre ha aparecido TODOS los días o ha habido pausas, y termometrarla para saber los valores máximos y la frecuencia con la que sube (es recomendable hacer 2 tomas de temperatura al día separadas al menos 8 horas).
Síntomas asociados: en caso de que no aparezca ningún otro síntoma y la fiebre persista más de 5-7 días se habla de fiebre de origen desconocido y debe estudiarse normalmente con pruebas complementarias, mientras que si hay síntomas asociados se puede plantear esperar a ver la evolución, aunque se deben buscar complicaciones que puedan prolongar la fiebre (como otitis, neumonía, sobreinfecciones, etc.).
Posible periodicidad: hay determinadas enfermedades (como la fiebre mediterránea familiar, PFAPA, neutropenia cíclica, etc.) en las que se pueden producir picos de varios días de fiebre espaciados por periodos sin síntomas, de forma periódica y a menudo bastante precisa, por lo que identificar estos patrones puede ser muy útil para el diagnóstico.
Factores de riesgo: se debe valorar la posible relación de la fiebre factores genéticos (fiebres periódicas o recurrentes en la familia), contacto con enfermos o personas sin vacunar, viajes (tanto a zonas con enfermedades exóticas como a zonas con baja incidencia de vacunación), ingesta de agua no tratada o lácteos sin pasteurizar, contacto con animales, toma de fármacos, etc. Todos estos datos van a ser muy útiles al médico a la hora de valorar la posible causa.
De nuevo, si aparecen síntomas específicos distintos a la fiebre que nos preocupen o si tenemos dudas, siempre es recomendable acudir al médico para una valoración más completa.