La valoración de la fiebre debe realizarse teniendo en cuenta sobre todo su duración, su patrón y los síntomas asociados, teniendo siempre en cuenta las características de la persona que la presenta, destacando su estado de vacunación, posibles alteraciones inmunitarias, enfermedades de base o contactos de riesgo para infecciones.
Podemos diferenciar a grandes rasgos varios tipos de fiebre:
Hipertermia fisiológica: consiste en un aumento de la temperatura debida a un exceso de abrigo, temperatura ambiental alta y escaso aporte de líquidos que es más frecuente en niños pequeños, que no regulan bien la temperatura corporal. Se soluciona normalmente ajustando la temperatura exterior, desabrigando e hidratando.
Por esta razón, siempre que se realice una medición de fiebre debe repetirse después de desabrigar a la persona y darle unos minutos para que regule la temperatura.
Fiebre de corta evolución: es aquella fiebre que dura menos de 5 días. Su causa, como ya hemos dicho, suele ser vírica y cuando no asocia otros síntomas se denomina fiebre sin foco (hablaremos de ella más adelante).
Fiebre prolongada: es aquella que aparece todos los días durante más de 5 días. Cuando dura más de 2-3 semanas y no tiene diagnóstico tras una evaluación médica, se le llama fiebre de origen desconocido.
Fiebre recurrente o cíclica: consiste en la alternancia de periodos de fiebre con periodos sin síntomas, normalmente de forma periódica.
Los casos de fiebre que duran más de 5 días son excepcionales, dado que la mayoría de las enfermedades infecciosas que la producen tienen una duración de su periodo de fiebre menor.
Hay que tener en cuenta que los niños, sobre todo en edad de guardería y colegio, suelen tener numerosos procesos infecciosos a lo largo del año, sobre todo en invierno (una media de 5-6). A veces pueden llegar a encadenar infecciones de manera que pasan solo unos días sin fiebre entre uno y otro, pero es importante tener en cuenta que si han pasado al menos 24h sin fiebre, la causa podría ser ya una infección distinta.
Afortunadamente, esta situación mejora después de los primeros años de colegio y la frecuencia de infecciones va disminuyendo progresivamente.