La enfermedad se debe a la infección por virus del género Coxsackie., que se encuentra en las secreciones de una persona enferma o en periodo de incubación. Los virus Coxsackie pertenecen a la familia de los enterovirus (que son virus que viven en el tubo digestivo) y hay varias especies distintas que pueden ser responsables de ésta enfermedad.
Puede encontrarse en las heces, en la saliva o en las secreciones de la nariz, por lo que la falta de higiene de manos o el contacto con secreciones (tos, saliva, heces, etc) suelen ser la vía de entrada del virus. Además, hay que tener en cuenta que éstos virus pueden permanecer en superficies y tejidos durante días, por lo que puede producirse la infección a través de ellos.
El contagio se puede producir a lo largo de todo el año, aunque es más frecuente en ambientes cálidos, por lo que es más frecuente en verano en zonas con inviernos fríos (en zonas tropicales se produce todo el año). Dada su alta contagiosidad, suelen producirse acúmulos de casos (brotes) típicamente en guarderías, colegios y campamentos de verano, con gran número de niños infectándose a la vez.
Es importante tener en cuenta que, como ya hemos dicho, los niños infectados pueden transmitir el virus:
Durante el periodo de incubación (la primera semana es el momento más contagioso)
Durante el tiempo que presentan síntomas
Hasta semanas después de que desaparezcan las lesiones de la piel
Por ésta razón, hay que recomendar una higiene cuidadosa para prevenir el contagio, pero no es obligatorio que los niños eviten el colegio/guardería, dado que evitar el contacto sólo durante la fase de lesiones en la piel no evita el contagio (se puede producir antes o después). Lo más importante es valorar el estado general del niño individualmente y evitar la guardería/colegio si tiene fiebre o se encuentra mal.